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Raha Raissnia

Vioi

June - July, 2014

 

La presente muestra de la artista Raha Raissnia (Teherán, 1968) en la Galería Marta Cervera lleva por título “Vioi”, que también sirve de nombre al filme que se incluye y del cual se desprenden y se articulan las doce pinturas que conforman el conjunto de obras expuestas. Una vez más la artista presenta en esta nueva exposición un trabajo que remite al interés que -en ella- suscita la relación entre cine y pintura.

 

La mayor parte del material que conforma la película en formato 16 mm fue rodado en varias visitas a un barrio pobre de Harlem. Tras las cuales recopiló una buena cantidad de pietaje y de imágenes en movimiento muy directas, casi documentales, que la artista volvió a fotografiar en su estudio utilizando diferentes cámaras tanto digitales como analógicas. Este proceso también incluye la proyección de las imágenes capturadas en los cuadros y en distintas pantallas. De ahí que el resultado final del film sea una enorme y densa superposición de capas, que requiere de un largo y cuidadoso trabajo de edición en el que la artista aplica, de manera muy personal, diversas técnicas. 

 

Por primera vez, Raissnia incorpora la filmación en exteriores, ya que en trabajos anteriores sólo capturaba las imágenes dentro de su estudio, pero también por primera ocasión la artista desarrolla una suerte de narración “emocional” a través de la figuración.

 

La propia Raha Raissnia afirma que su interés por ese barrio de Harlem surgió tras descubrir en sus calles a personajes con una fuerte personalidad. A pesar de la pobreza y de las carencias en ese barrio de Nueva York, casi de inmediato sintió una fuerte atracción por la enorme vitalidad de esos personajes en su entorno. El ánimo, la alegría y el enorme sentido del humor de las personas que encontró durante sus recorridos la sedujeron y la condujeron a trabajar allí. Aunque las pinturas y el filme que capturan esos espacios y sus habitantes en un primer acercamiento parecen oscuros, la artista no intenta hacer un retrato triste o apesadumbrado, sino que al contrario, con su trabajo busca restituir la integridad de esas personas.

 

El vocablo griego “vioi” significa simplemente vida. Y es precisamente de ella de lo que trata la obra de Raissnia: retratar la vida de esos habitantes de las “profundidades de la mina” y su entorno, Harlem, tanto en el filme como en los cuadros. Pero esta búsqueda formal va más alla de la investigación técnica de la relación entre el cine y la pintura, en principio dos lenguajes y dispositivos de creación simbólica muy distintos, que en esta obra desbordan sus propios límites expresivos.

 

La influencia del cine siempre ha estado presente en cuestiones formales del trabajo de la artista, como en el uso del blanco y negro, las luces y las sombras, los encuadres y el sonido, tanto en su película como en las pinturas, pero también en elementos más profundos e íntimos de la expresión artística, como el intenso y sutil trabajo con el color negro y en esas pequeñas y sutiles grietas por entre las cuales, a pesar de la oscuridad, emerge la emoción de la luz: la poesía de la vida.

 

Aunque las doce pinturas que se presentan en la muestra se refieren al filme “Vioi” y la mayoría de las imágenes se desprenden de él, la artista se toma la libertad de seguir los propios dictados de la pintura, y para ello hace cambios y las interviene con el fin de conseguir algo nuevo y diferente. El tamaño de los cuadros –en óleo sobre madera– coincide con el formato de las pantallas unos de 61 x 81 cm y otros de 30,5 x 40,5 cm en un ensayo en el que por primera vez la artista estrecha aún más la relación entre su trabajo fílmico y pictórico, haciendo de los cuadros una suerte de “filmstills”.

 

Sin embargo, el plantemiento pictórico de las imágenes no es imitar el filme sino conseguir unos cuadros que lo complementen. Las pinturas contienen detalles que resulta imposible fijar en la imagen en movimiento como en “Unbowed” [Indoblegables], “Rectitute” [Rectitud] o “Cadge series”: algún gesto de las manos que pasaría desapercibido y que nos revela el intercambio necesario para la supervivencia, ciertos ambientes y encuadres que a primera vista parecen anodinos, pero que tienen algo enigmático.

 

Todo en estas pinturas parece narrar algo que al final resulta imposible de retener en la imagen fija del cuadro, es decir en la pintura. A pesar de que en la esencia del acto de pintar subyace la idea de fijar la imagen y eternizarla para la historia, en Raha Raissnia irremediablemente las imágenes se hacen “inestables” e incluso en su “materialidad” terminan por cumplirse ante el espectador en una suerte de “fuga”. 

 

María Virginia Jaua

 

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